domingo, 26 de julio de 2009

Tirar la toalla

¿Qué quiere decir tirar la toalla? ¿Cuántas veces hemos oído esta expresión? Seguramente miles de veces. Pero reflexionando un poco creo que muy pocas veces, la usamos como se debe. Tirar la toalla, quiere decir rendirse, quiere decir no volverlo a intentar. Yo creo que la mayoría de las veces no es eso lo que hacemos. Simplemente algunas veces sabemos que tenemos que seguir adelante, que cambiar lo que estamos haciendo, pero eso no quiere decir que nos rindamos ante la vida.
Yo estoy convencida, que toda la vida está llena de señales y aprendizajes, solo que tenemos que estar muy pendientes para seguirlas, para entender que son nuestras pequeñas guías en el camino. La mayoría de las veces somos demasiado necios como para aceptarlas y no queremos movernos de donde estamos, estamos en una zona de comfort. El cambio dá miedo, inseguridad, pero tenemos que aprender a ser flexibles como las ramas de los árboles, no se rompen con el movimiento del viento de un lado hacia otro, simplemente se dejan llevar.
Pero definitivamente, tirar la toalla, creo que es algo que no sucede muy a menudo. Desgraciadamente, estamos acostumbrados a usar esa expresión, y de esa manera, sentimos fracaso, desilusión, culpa, entramos fácilmente en un estado de depresión. No entendemos, que en realidad, estamos en un momento de decisiones importante, que nos obliga, no a tirar la toalla, sino a movernos, cambiar, fluir del estado de estancamiento donde nos encontramos.
De ahí la importancia tan grande que tienen las palabras, es impresionante cómo una simple expresión, nos aleja del motivo sano de crecer y cambiar y nos jala a un estado de tristeza. Por lo que mucho cuidado con lo que decimos, porque puede convertirse en realidad.
Me siento super contenta, hoy después de más de tres años, regresé a los remedios a escalar. Me sentí bastante torpe, aunque estoy entrenando todos los días de la semana, no tengo la condición física necesaria, ni la fuerza, pero poco a poco la iré adquiriendo otra vez. Regresé a mis orígenes. Lo cual me hace sentir libre y feliz.
Para mí escalar es un deporte muy especial, más que deporte es la filosofía de mi vida. Aprendí que no se debe mirar atrás, siempre para adelante y lo más importante hacia arriba. Necesitas escuchar tu corazón, que te anima siempre a seguir, aunque estés cansado y sientas que ya no tienes aire. Aprendes a ver que eres solo un pequeñísimo granito en el inmenso mundo en el que vives. Comprendí la grandeza de Dios.
Lo único malo, es que mis manos, ya no parecían de hombre, ya estaban suavecitas otra vez. Ahora volverán a estar rasposas y duras, pero todo tiene un precio y estoy dispuesta a pagarlo con mucho gusto.

1 comentario:

  1. Ouch! Mi corazón dió un vuelco enorme al leer esta entrada, me dolió y me quedó el saco.
    Pero tienes razón, hay que moverse, aunque uno no necesariamente se encuentre en una "zona de confort", felicidades por regresar a otra de tus pasiones, espero tener la dicha de compartirla contigo en una futura ocasión.
    Aullidos y besos, prometo moverme, a pesar del terror.

    ResponderEliminar